La joven pianista georgiana Khatia Buniatishvili, de quien la crítica ha alabado su imaginación musical y temperamento, recrea éste bellísimo Impromptu Nº: 3 en sol bemol mayor, op. 90, D.899
Y pensar que nadie quería escuchar esta música cuando Schubert todavía estaba vivo… aunque el 3 y 4 Impromtus D899 se publicaron en la vida de Schubert, aunque en 1827, el año anterior a su muerte, la gran mayoría de sus obras para piano solo fueron escuchadas por primera vez por el público en general muchos años después… las tres piezas para piano, Impromtus, D946, por ejemplo, no llegaron a la sala de conciertos hasta 1868/69 … 40 años después de la desaparición de su creador… la maravillosa Sonata para piano mayor en si bemol, D557 (¡compuesta en 1817!) se publicó y actuó por primera vez en 1888.
A mediados y fines de 1800, se consideraba que Schubert era «pintoresco» y «anticuado» y no está a la altura de los compositores modernos… pasarían otros 50 años antes de que los gustos atrevidos y poco convencionales de Artur Schnabel, Edwin Fischer y Alfred Brendel (todos austriacos, como Schubert) descubrieran estas gemas perdidas y enterradas (Rachmaninov famoso «no estaba al tanto» de ninguna música de piano solo de Schubert en a mediados de la década de 1920! Como fue el caso de Gustav Mahler a principios del siglo pasado, el «momento de Schubert» llegaría.
Respecto a la intérprete de ésta preciosura, la bella Buniatishvili, es una de las intérpretes más apreciadas de la actualidad en el ámbito del repertorio romántico.
Con solo 34 años, Buniatishvilli tiene ya a sus espaldas una brillante carrera que la ha llevado a las mejores salas del mundo, desde el Carnegie Hall de Nueva York, en el que se afianzó su proyección internacional en 2008, hasta La Scala en Milán o el Centro Nacional de Artes Escénicas de Pekín.
Ha trabajado con directores de la talla de Zubin Mehta, Mikhail Pletnev, Vladimir Ashkenazy o Plácido Domingo, y aunque posée un amplio repertorio, se ha hecho un nombre propio como intérprete de músicas que requieren un gran virtuosismo, especialmente la de autores como Franz Liszt o Sergei Rachmaninov.
La impresionante técnica que caracteriza a Buniatishvili es el fruto de toda una vida dedicada al piano.
Nacida en Georgia, descubrió el instrumento de manos de su madre a la temprana edad de tres años y dio su primer concierto con la Orquesta de Cámara de Tbilisi cuando tenía seis.
Posteriormente perfeccionó sus estudios en Viena con Oleg Maisenberg, pero antes de cumplir los 20 años ya estaba embarcada en una carrera internacional. No obstante, para la «joven agitadora de Georgia», como la ha apodado la prensa, no todo es música en la vida. Defensora de una visión humanista del arte, Buniatishvili pone a menudo la música al servicio del activismo.
Ha participado en numerosos proyectos de derechos sociales, como el encuentro DLDwomen13 en Múnich; To Russia with Love (2013), un concierto en Berlín para hablar en contra de la violación de los derechos humanos en Rusia; Charity Concert in Kiev (2015), para personas heridas en la Zona de Operación Antiterrorista; y el 70 Concierto Humanitario de las Naciones Unidas, que se celebró en 2015 en Ginebra en beneficio de los refugiados sirios.
El último álbum de Buniatishvili, titulado Schubert, ha sido publicado por el sello Sony Classical. Buniatishvili ha seleccionado sus Cuatro impromptus, op. 90 (Con Ustedes comparto el tercero), una colección de cuatro piezas en un solo movimiento que reproducen el efecto de una improvisación y en las que se puede apreciar al Schubert más romántico. A estas piezas Buniatishvili suma tres lieder de Schubert originales para voz y piano, en arreglos realizados por Liszt para piano solo: Ständchen (Serenata), Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca) y Der Erlkönig (El rey de los Elfos).
Desde el 2017 está radicada en París y nacionalizada francesa.