Aníbal es un empresario exitoso. Ha logrado que su empresa lidere su rubro en el país, siempre tiene nuevas ideas y se mueve en el modo multitarea (multitasking) como pez en el agua. Nunca está mucho tiempo en algo, siempre se renueva, cambia, innova. Se aburre si no cambia. Pero también se siente últimamente cansado, con menos energía y cree que todo lo que hace le está llevando más tiempo de lo necesario. Se distrae más fácilmente y se man-tiene marginal a lo que ocurre en su familia, porque su trabajo lo absorbe casi totalmente. Aníbal es un buen ejemplo de la persona creativa que padece el Déficit de Atención con hiperactividad.

La experiencia en el trabajo con personas que presentan un déficit de atención ha dejado una enseñanza muy importante: los cerebros desatentos, en muchos casos, suelen ser también muy creativos.
Muchos de los empresarios, periodistas, abogados o profesionales de distintos rubros, suelen desarrollar actividades que requieren capacidad de adaptación al cambio, habilidad de innovación y sentido de oportunismo para aprovechar las condiciones ambientales/sociales que se les presentan.
Pero manifiestan dificultades importantes en la organización del tiempo y su agenda, en controlar el pensamiento distráctil y en la procastinación (postponer tareas), entre otras cosas. Realizan demasiado esfuerzo para llevar adelante sus rutinas diarias, y eso les hace sospechar de que pueden padecer algún problema clínico. Algunos desconocen la existencia del Déficit Atencional. La Lic. Andrea Viggiano, especialista en el tema, refiere que suelen padecer síntomas de ansiedad o depresión y de alguna forma esto también impacta en otros ámbitos (como el familiar). Algunos de esos síntomas pueden ser los siguientes:

Una sensación de no lograr los propósitos, de no alcanzar los objetivos.
Dificultades para organizarse.
Realización simultánea de diversas tareas, comenzando una sin haber finalizado la anterior.
Tendencia a decir lo primero que pasa por la cabeza sin tener en cuenta la oportunidad o lo apropiado del comentario.
Una búsqueda habitual de estímulos nuevos.
Facilidad para distraerse, problemas para mantener la atención a lo largo del tiempo.
Problemas para desenvolverse a través de los cauces establecidos, siguiendo el procedimiento “adecuado”.
Impaciencia, dificultad para esperar.
Impulsividad verbal o en acción.