«En 2012, cuando Adidas aseguró el contrato de patrocinio exclusivo de los Juegos Olímpicos de Londres y prohibió a otras marcas deportivas usar atletas olímpicos en sus campañas publicitarias, Nike se enfrentó a un desafío, pero en lugar de rendirse, optaron por una estrategia realmente innovadora. La marca decidió destacar la grandeza en personas comunes, como Nathan Sorrell, un niño de 12 años. La historia de Nathan resonó con el público al demostrar que la grandeza no está reservada exclusivamente para los atletas de élite, sino que se encuentra en aquellos que superan sus propios límites y desafíos personales. Esta estrategia no solo les permitió evadir las restricciones de Adidas, sino que también conectó profundamente con la audiencia al transmitir un mensaje de autenticidad y superación personal. Esto nos enseña que el marketing más efectivo es aquel que logra conectar con las experiencias y emociones de las personas». Fuente: BeMaster y Nikecorresp

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