El artista argentino Leandro Erlich, reconocido mundialmente nos desafía con su increíble «Liminal», la muestra de 21 obras que se presenta en el Malba…sin dudas, un verdadero «creador» de ilusiones.

La filosofía en su trabajo, la teatralidad y el ilusionismo, entre otros temas, lo hace un artista único.

Un cartel de propiedad en venta sobre el Malba fue suficiente para que Liminal, la mega muestra del artista argentino Leandro Erlich consiga la atención de las redes sociales, ese ágora que reverbera en los medios de comunicación tradicionales y es capaz también de direccionar las charlas de café.

El cartel en cuestión es la última obra de Erlich llamada Se Vende y debajo del mismo, mirando hacia la explanada del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, donde otra obra Window and Ladder – Invisible Billboard capta la atención de los automovilistas nerviosos que circundan la avenida Figueroa Alcorta.

Liminal reúne una selección de 21 instalaciones producidas desde 1996 hasta la actualidad y si bien recorre 23 años de su carrera no podría considerarse una retrospectiva, al dejar a fuera gran parte de su producción, sobre todo la importante producción fotográfica de Leandro.

Erlich es un creador reconocido a nivel mundial, que divide su tiempo entre Buenos Aires, especialmente Villa Crespo donde tiene su taller, y Montevideo, Uruguay, donde encuentra el sosiego necesario para poner a funcionar su imaginería.

Aunque debería agregar a Asia toda como su tercer domicilio. Es que el interés de países como Japón y China por la obra de Leandro, nacido en 1973, no deja de acrecentarse y hacía allí viajará en los próximos días, para presentar gran parte de su acervo en el Museo CAFA (Chinese Academy of Fine Arts), de Beijing, aunque esa es otra historia.

Para los memoriosos a corto plazo, Erlich también captó la atención popular cuando en 2015 hizo «desaparecer» la punta del Obelisco para emplazarla en la misma explanada que hoy aloja su versión argentina de Invisible Billboard, obra que presentó por primera vez en 2008 en Nueva Orleans, EE.UU., en una muestra coral que tuvo como objetivo ayudar a la reconstrucción de la ciudad asolada por el huracán Katrina, y que fue organizada por el curador de la muestra del Malba, el estadounidense Dan Cameron, y que luego tuvo otras versiones en diferentes partes del mundo con diferentes estéticas, pero con el mismo efecto: el asombro.

Es que la propuesta de Erlich, llamado por algunos críticos como el «arquitecto de lo incierto», es un juego constante entre lo real, lo posible y, sobre todo, el espacio que queda entre uno y otro.

Sus obras desafían la percepción como lo haría un gran predistigitador, un ilusionista, de esos que no solo deslumbran, sino que nos hacen dudar sobre lo que realmente está sucediendo. Aunque, en su caso, se produce una satisfacción por el engaño, ya que la obra no nos deja indiferentes al obligarnos a relacionarnos y genera una estado de atención lúdica – y por ende una gran dosis de diversión- como también de reflexión.

Además, en el Malba hasta el 27 de octubre se puede disfrutar una de sus obras más famosas, La Piscina, exhibida en 2001 en la Bienal de Venecia, como también La vista (1997), Vecinos (1996), La vereda (2007) Las Nubes (2018), El Avión (2011), Vuelo nocturno (2015), Hair Salon (2017) y El Aula (2017), entre otras.

A diferencia de otras muestras en el museo, ésta se expande por diferentes niveles de su estructura: en el segundo piso se encuentra el núcleo fuerte, incluso en sus pasillos, mientras que detrás de la tienda se encuentra el famoso natatorio, y un nivel más abajo sus botes flotantes de Puerto de memorias (2014) y Subway (2009).

Bravo Leandro y Eduardo Costantini por todo el arte y el esfuerzo de hacerlo praxis!!!

No se la pierdan!!!!!…. puro arte!!!