«Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica». El 18 de abril, pasaba a la eternidad Albert Einstein en Princeton.
El científico más famoso del siglo XX, autor de la teoría de la relatividad, recibió el premio Nobel de Física en 1921.
Con ella como punto de partida, sus descubrimientos han dejado huella en campos muy diversos y sus predicciones siguen confirmándose aún hoy en día.
Einstein falleció de una hemorragia interna, producida por la ruptura de un aneurisma aórtico abdominal.
El aneurisma ocurre cuando se debilitan las paredes de los vasos sanguíneos. Entonces, el flujo de la sangre los hace más anchos. La aorta suele medir entre 1.8 y 2 centímetros de diámetro, pero en los aneurismas crece a más de 3 centímetros. Cuando este aneurisma está a la altura de los riñones se le llama “aneurisma de aorta abdominal”.
Albert Einstein sabía que el aneurisma podría reventarse, ya que las paredes de sus vasos habían alcanzado un diámetro de cinco centímetros. No obstante, el genial científico se negó a pasar por el salón de operaciones.
En el caso de los aneurismas aórticos, como le sucedió a Einstein, no hay dolor, ni síntomas. La persona no se entera. El hecho solo se detecta cuando el médico ordena un ultrasonido, tomografía o ultrasonido.
“Quiero irme cuando quiero. Es de mal gusto prolongar artificialmente la vida. He hecho mi parte, es hora de irse. Yo lo haré con elegancia”, dijo Albert Einstein… dos días después fallecía, precisamente al reventarse el aneurisma.
El genial alemán prefirió ser incinerado. No quiso que su tumba se convirtiera en un lugar para que fueran a venerarlo. Solo una parte de su cuerpo no ardió: su cerebro.
El patólogo Thomas Stoltz Harvey, quien tuvo a su cargo la autopsia, extrajo el cerebro y lo mantuvo oculto por mucho tiempo. Solo lo devolvió a los laboratorios de Princeton décadas después.
Los estudios posteriores al cerebro de Albert Einstein mostraron que ciertas partes de su hemisferio izquierdo, vinculadas con las matemáticas, tenían un tamaño superior al de otros seres humanos.