«La Academia Nacional de Medicina nace a poca distancia del amanecer de la patria. Fue creada por Bernardino Rivadavia, entonces Ministro de Gobierno de Martín Rodríguez, en 1822 y es la más antigua de América. El decreto de su creación, que data del 9 de abril de 1822, fue denominado «Arreglo en la Medicina»

Entidad rectora en medicina, su historia se inicia a la par de la enseñanza universitaria de la medicina en el país. Su larga trayectoria es el resultado de afanes, del esfuerzo de quienes contribuyeron y contribuyen con su acción y su trabajo al progreso y la dignidad del arte médico.

Su señorial sede está situada en Av. Las Heras 3092 de la ciudad de Buenos Aires y fue inaugurada el 16 de abril de 1942. En el año 1972 la Academia Nacional de Medicina celebró con diversos actos el sesquicentenario de su creación y, en esa ocasión, fue acuñada una medalla conmemorativa.

A su vez, y también con motivo de esta celebración, el señor Académico Marcial I. Quiroga, que años después fuera designado Presidente de Honor de la Corporación, escribió «La Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires 1822-1972», obra en\r\nla que relata la historia de la Institución durante el transcurso de esos ciento cincuenta años, distinguiendo seis períodos sucesivos y puntualizando los fines y las normas imperantes en cada uno de ellos.

En marzo de 2000, veintisiete años después de la primera, apareció la segunda parte de «La Academia Nacional de Medicina», que abarca el período 1973 – 1999. La Academia Nacional de Medicina es una entidad civil sin fines de lucro y su autonomía es importante porque ofrece la posibilidad de trabajar e investigar con continuidad en un medio totalmente ajeno a los vaivenes políticos, a las influencias gubernamentales y a los intereses personales, dedicándose exclusivamente a lo científico.

Los objetivos de la Academia están claramente expresados en los Estatutos y pueden resumirse así: estudia cuestiones científicas y técnicas relacionadas con la medicina; evacua las consultas que le formulan los poderes públicos; dedica preferente atención a los problemas relacionados con la salud pública; promueve la investigación científica; expresa opinión sobre asuntos de interés trascendente de carácter médico; establece relaciones con las instituciones relacionadas con la ciencia médica, nacionales y extranjeras, fomenta por todos los medios a su alcance el culto de la dignidad y la ética en el ejercicio profesional y ofrece su tribuna a todos los expertos que deseen exponer sus temas de investigación.

La Academia Nacional de Medicina, preocupada por la conducta humana en el campo de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, ha efectuado varias declaraciones en torno a problemas clásicos en medicina con el fin de contribuir a humanizar la relación médico – paciente, ya que esa relación está basada en los derechos que tiene el paciente y, por ende, en el respeto a la persona humana desde la concepción hasta su muerte, ya que la medicina tiene al hombre como principio y fin de todo acto y, cuando se olvidan los valores morales, se pone en riesgo el bien del paciente. »

Fuente: Academia Nacional de Medicina.