Un 26 de abril de 1920 pasaba a la eternidad el genio matemático Srinivasa Ramanujan.
Hizo contribuciones significativas al análisis matemático, la teoría de números, las series infinitas y las fracciones continuas.
El matemático indio Srinivasa Ramanujan no es tan conocido como debiera.
Su vida fue realmente dura, marcada por las enfermedades y por los números.
Murió con solo 32 primaveras, pero dejó un legado tan importante que todavía hoy sigue sorprendiendo al mundo científico.
Ramanujan nació el 22 de diciembre de 1887 en casa de su abuela en Erode, al sur de India.
Al poco de nacer, sus padres se mudaron a Kumbakonam, cerca de la costa del Golfo de Bengala. En esa ciudad fue donde el joven matemático pasó la mayor parte de su vida.
Debido a su delicada salud no pudo asistir al colegio hasta los cinco años… pronto empezó a destacar, demostrando mucha creatividad y soltura, especialmente en las matemáticas.
Fue en la escuela donde encontró un libro de G.S. Carr titulado «Sinopsis elemental de matemática pura»… aquel joven Ramanujan absorbió ese manual y lo perfeccionó hasta la extenuación.
Le gustaba recitar las matemáticas en verso, incluido el número pi, del que sabía infinidad de decimales.
Cuando acabó la formación básica, se centró tanto en las matemáticas que no superó el resto de exámenes para acceder a la Universidad, por lo que perdió la beca que el Government College de Kumbakonam le había otorgado en 1904.
Con solo 17 años, Ramanujan había encontrado ya diversos métodos para resolver las ecuaciones cúbica y cuártica… había estudiado las series 1/n y los números de Bernoulli, calculó la constante de Euler con 15 decimales y desarrolló nuevas teorías de las series hipergeométricas y las funciones elípticas… en resumen, todo un genio!!!.
Pero su gran capacidad matemática crecía al mismo ritmo que sus numerosas enfermedades, las cuales le impidieron acceder a la Universidad de Madrás en un segundo intento y hasta le perjudicaron en su rendimiento matemático.
Cayó en la miseria, pero siguió estudiando matemáticas en solitario, de forma autodidacta.
Decidió entonces enviar sus hallazgos a los mejores matemáticos de India, que apenas le entendían, pero vieron que tenía un don fuera de lo común… así que Ramanujan mandó sus resultados a los mejores matemáticos del mundo.
Y aunque pocos le hicieron caso, tuvo la gran suerte de que Godfrey Harold Hardy, de la Universidad de Cambridge, sí se hizo eco, aunque al principio creyó que era un fraude porque, decía, nunca había visto nada igual. Por tanto, decidió becarle para que estudiara dos años en el Trinity College de Cambridge.
En 1914, llegó a Inglaterra, y el resultado fue alucinante. Hardy consideró a Ramanujan un 100 en su escala matemática del 1 al 100, cuando él mismo se daba un 25, daba un 30 a su compañero Littlewood y un 80 a David Hilbert. Y es que el joven indio era realmente bueno. Tres años después de haber llegado a Londres, ya era miembro de la Royal Society.
Ramanujan trabajó principalmente en teoría de números, encontrando identidades relacionadas con el número pi y el número e o los números primos.
Sus fórmulas son muy enrevesadas, pero en su mayoría verdaderas, pues a posteriori se ha descubierto que algunos de sus resultados no fueron del todo correctos… sin embargo, algunas se han convertido en potentes herramientas para calcular grandes cantidades de decimales de, principalmente el número pi.
La salud de Ramanujan volvió a empeorar y pronto se infectó de tuberculosis… así que tuvo que volver a la India, donde moriría en 1920, con solo 32 años.
Antes de su muerte, su amigo Hardy decidió ir a visitarle, y como sabía de su afición casi enfermiza por los números, le dijo: «He venido en un taxi con el número 1729. Siento que sea un número tan poco interesante».
A lo que Ramanujan contestó: «¡Te equivocas! Es el número positivo más pequeño que puede expresarse como la suma de dos cubos de formas distintas»… y era cierto!!!…el 1729, conocido como el número de Hardy-Ramanujan cumple la propiedad comentada por el matemático indio.
Esta propiedad inspiró después para definir los números Taxicab, Ta(n): «todo n número entero positivo simboliza el menor número entero positivo que se puede escribir como suma de dos cubos de n formas distintas».
Sin duda, el legado de Ramanujan es realmente importante en nuestros días, aunque muriera tan joven.
Al menos, en el mundo matemático sí lo tienen en alta estima y dos importantes premios tienen su nombre: El Premio Ramanujan y el Premio SASTRA Ramanujan… merecidísimos!!!