“Con honda emoción y dolor os hablaré de la vida de Braun Menéndez a, quien quería como hijo y consideraba un discípulo ya llegado a maestro, continuaba y mejoraba la obra que dediqué a mi existencia. Admiraba su espíritu noble, sus méritos de hombre de ciencia eminente, su fervor de paladín de buenas causas, su dinamismo incansable y su generosidad sin límites, su espíritu de empresa y optimismo, y su obra de orientador acertado de quien esperábamos grandes realizaciones y la formación de una escuela vigorosa y fecunda” Bernardo Houssay .

Venimos a rendir homenaje a un hombre ilustre, a un maestro extraordinariamente dotado, consagrado a la ciencia, a la cultura y al bien, cuya existencia fue prematuramente arrebatada a nuestro afecto y admiración. Era como un faro poderoso que marca el rumbo cierto en la noche oscura de la ignorancia y la confusión. Y al apagarse inesperadamente esa luz, produjo a todos, sobre todo a los jóvenes que lo seguían como a un líder y un ejemplo, una tremenda sensación de desconcierto y desamparo que el tiempo no alcanza a amortiguar.

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