El Monasterio de Sumela en la provincia turca de Trabzon, en el Mar Negro.
El convento de la Virgen María de Sumela lo fundaron en el año 386 los monjes Sofronio y Bernabé tras –según cuenta la tradición–, haber hallado una imagen de la Madre de Dios en una cueva.
El lugar, claramente no podía ser el menos indicado para construir nada, en un acantilado vertical de más de 300 metros de caída libre.
Aun así, los sacerdotes no se conformaron con una capillita, sino que alrededor del hallazgo creció un conjunto de edificios que parecen un milagro pegado con cola a la roca!!!.
A Sumela, situado ahora en el interior del parque nacional del Valle del Altindere, se llega indefectiblemente a pie, aunque hay un camino sencillo de diez minutos que salva una escalinata extenuante y otro «largo» de 45 minutos desde la barrera de entrada al espacio protegido.
Quien esté en forma preferirá este, por la belleza del bosque, los torrentes y las cascadas que atraviesa.
Al llegar nos encontramos con ésta maravilla inexplicable: iglesias, estancias de los monjes, cocinas, baños, despensas, acueductos para conducir el agua proveniente del deshielo de las cumbres… una pequeña ciudad para monjes que desde esta posición creían estar a salvo de cualquier amenaza bélica tan común (cómo ahora, lamentablemente) por aquellos tiempos…